Letras: Ismael Serrano. La Cita.
Mirabas hacia el final de la barra
a una rubia platino, delgada,
con un vestido cenido que fumaba
un Ducados. "?Que hago?", preguntabas.
"Dile cualquier cosa,
si esta noche no duermes en casa, te debo una copa".
Amagaste decidido con ir,
"Pero bueno chaval, ?como es que te entran las dudas?"
"?Sabes que te digo? Paso de la rubia.
Esta noche me quedo a tu lado,
quiero estar contigo.
Jefe, pongale lo que pida aqui al amigo".
Madrid era una hoguera y nosotros incendiarios,
aullando a la noche como lobos solitarios.
Madrid era un infierno y nosotros el diablo,
corre o nuestro tridente te habra atravesado.
Cuando aquel portero de discoteca
decidio al verme que yo no era
apto para entrar a su local hortera
le dije: "?Ves a mi colega?
Estuvo en prision
porque a un tipo como tu por menos se cargo".
Pero el portero, ni con esas.
Riendonos nos fuimos al bar de enfrente,
a emborracharnos, a maldecir mujeres.
"?Sabes,? no estaria nada mal,
pasados diez anos,
en este mismo garito encontrarnos".
Y el trato se cerro. "A esta misma hora". "Aqui estare yo".
Brindamos con cerveza y amanecio.
Fue corta la despedida. "?Cuidate!" "?Hasta la vista!".
"Recuerda, dentro de diez anos tienes una cita".
Y el tiempo paso tan deprisa,
acabada la carrera te perdi la pista.
No volvi a saber nada de tu vida,
un dia un tipo me dijo que te habia visto
seduciendo en la barra de un bar
a una mujer fatal.
Yo mientras, aguantando el tipo.
De vez en cuando me dejan tocar en algun sitio.
Desde que te fuiste ya nada es lo mismo.
De entonces no me queda nada,
solo pequenas batallas
que antes creia ganadas, que perdere manana.
Madrid era una hoguera y nosotros incendiarios,
aullando a la noche como lobos solitarios.
Madrid era un infierno y nosotros el diablo,
corre o nuestro tridente te habra atravesado.
A los diez anos, puntualmente,
en aquel bar yo te espero impaciente.
No ha cambiado tanto alli enfrente,
un portero como aquel de entonces,
hoy les niega el paso
a una pareja de amigos, parecen borrachos.
Pasan las horas mientras te espero,
golpean mi cabeza miles de recuerdos.
Pasan las horas y tu no apareces,
el tiempo todas las batallas vence.
Pasan las horas y de ti no queda nada,
solo una rubia que me mira al pie de la barra.
Pasan las horas, decido marcharme y tu no viniste,
quiza le diga algo a la rubia antes de irme.
Antes de irme.
a una rubia platino, delgada,
con un vestido cenido que fumaba
un Ducados. "?Que hago?", preguntabas.
"Dile cualquier cosa,
si esta noche no duermes en casa, te debo una copa".
Amagaste decidido con ir,
"Pero bueno chaval, ?como es que te entran las dudas?"
"?Sabes que te digo? Paso de la rubia.
Esta noche me quedo a tu lado,
quiero estar contigo.
Jefe, pongale lo que pida aqui al amigo".
Madrid era una hoguera y nosotros incendiarios,
aullando a la noche como lobos solitarios.
Madrid era un infierno y nosotros el diablo,
corre o nuestro tridente te habra atravesado.
Cuando aquel portero de discoteca
decidio al verme que yo no era
apto para entrar a su local hortera
le dije: "?Ves a mi colega?
Estuvo en prision
porque a un tipo como tu por menos se cargo".
Pero el portero, ni con esas.
Riendonos nos fuimos al bar de enfrente,
a emborracharnos, a maldecir mujeres.
"?Sabes,? no estaria nada mal,
pasados diez anos,
en este mismo garito encontrarnos".
Y el trato se cerro. "A esta misma hora". "Aqui estare yo".
Brindamos con cerveza y amanecio.
Fue corta la despedida. "?Cuidate!" "?Hasta la vista!".
"Recuerda, dentro de diez anos tienes una cita".
Y el tiempo paso tan deprisa,
acabada la carrera te perdi la pista.
No volvi a saber nada de tu vida,
un dia un tipo me dijo que te habia visto
seduciendo en la barra de un bar
a una mujer fatal.
Yo mientras, aguantando el tipo.
De vez en cuando me dejan tocar en algun sitio.
Desde que te fuiste ya nada es lo mismo.
De entonces no me queda nada,
solo pequenas batallas
que antes creia ganadas, que perdere manana.
Madrid era una hoguera y nosotros incendiarios,
aullando a la noche como lobos solitarios.
Madrid era un infierno y nosotros el diablo,
corre o nuestro tridente te habra atravesado.
A los diez anos, puntualmente,
en aquel bar yo te espero impaciente.
No ha cambiado tanto alli enfrente,
un portero como aquel de entonces,
hoy les niega el paso
a una pareja de amigos, parecen borrachos.
Pasan las horas mientras te espero,
golpean mi cabeza miles de recuerdos.
Pasan las horas y tu no apareces,
el tiempo todas las batallas vence.
Pasan las horas y de ti no queda nada,
solo una rubia que me mira al pie de la barra.
Pasan las horas, decido marcharme y tu no viniste,
quiza le diga algo a la rubia antes de irme.
Antes de irme.
Serrano, Ismael
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